H. Congreso del Estado Libre y Soberano de Puebla - LXI Legislatura
Primer año de Ejercicio Constitucional
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POSICIONAMIENTO DEL PARTIDO REVOLUCIONARIO INSTITUCIONAL ANTE EL CAMBIO DE PODERES EN EL ESTADO DE PUEBLA.

 

Diputada Rocío García Olmedo.

 

 

En el marco de la transmisión y cambio del Poder Ejecutivo Local, el grupo legislativo del PRI decidió acudir a esta sesión solemne convocada con motivo del inicio de la instalación del nuevo Poder Ejecutivo del Estado, por razones estrictamente de carácter institucional.

 

Sabemos que nos debemos a este Congreso, que fuimos electos por la ciudadanía a través de nuestro partido para participar en la vida legislativa desde este recinto. Independientemente de si las formas son las adecuadas o no, es nuestra responsabilidad desde este recinto y desde esta trinchera, venir y debatir, discutir, y proponer, dialogar y razonar.

 

Compartimos como seguramente ustedes también, el deseo de que nuestro estado de Puebla se convierta en un mejor lugar para nuestros hijos, y los hijos de nuestros hijos y nuestras hijas. Un lugar seguro de mayores oportunidades para nuestra juventud, de respeto para todos los ancianos y niños, incluidos, por supuesto los animales y el medio ambiente.

 

Y no seremos obstáculo del cambio que ha propuesto el nuevo gobierno federal para el bienestar de los mexicanos. Como tampoco lo seremos del nuevo gobierno estatal que hoy inicia su responsabilidad. Nuestra posición será en el periodo que tenemos encomendado, de impulsar todas las acciones que, sean en beneficio de Puebla y de los poblanos.

 

 Coincidimos con ustedes en que la Gobernadora Constitucional del Estado, debió haber estado en este recinto, desde luego lamento que los compañeros/ ras, del Frente hayan decidido no acudir a esta sesión; pero tampoco puedo de dejar de mencionar también que ha sido muy lamentable la actitud que desde el arranque de esta Legislatura se ha adoptado por quienes se han creído dueños de este Poder.

 

Pero seguiré lamentando¬ – la Historia de Puebla para vergüenza de esta Legislatura, ya lo ha registrado- que todas esas actitudes, sumadas a las de las últimas semanas, hayan abonado a la consideración – de ninguna manera errónea – de no venir a rendir la protesta de ley ante esta soberanía, y hacer valer lo que le permite el artículo 75 de nuestra Constitución.

 

Pero al final ya no importa quien rompió los lazos sino quien los vuelva atar. No importa quien polarizo primero, sino que ya no existan condiciones para que ya no existan condiciones para que vuelva a suceder.

 

Si, la elección del 1 de julio a la gubernatura fue muy difícil, causó mucho daño, creó un escenario de incertidumbre. Hubo que agotarse todas las instancias legales. Hoy, Martha Erika Alonso es la Gobernadora Constitucional, la primera mujer que ocupa esta posición en el estado de Puebla, me hubiera encantado que fuese en un contexto diferente, quienes hemos luchado por el reconocimiento a la participación política de las mujeres, soñábamos con este momento, pero así no. Sin embargo. Es la gobernadora y a ella, le corresponderá cambiar esta percepción. A nosotros /as nos corresponde cerrar filas para que a Puebla le Vaya bien.

 

Exhortamos por lo mismo, a todas las fuerzas políticas presentes a unirse hacia ese rumbo, por nuestro estado y por su sociedad, porque hoy ha iniciado una nueva etapa de construcción en nuestro estado.

 

Y por eso es también fundamental exhortar a nuestros gobernantes a poner los intereses de nuestra sociedad, n el centro, dejando fuera intereses personales, o de grupo y a escuchar a todos los poblanos a fin de ser verdaderamente incluyentes.

 

Por nuestra parte, en el marco del nuevo gobierno como grupo legislativo del PRI asumiremos nuestras responsabilidades.  Cuando se cometan acciones alejadas de los intereses más sentidos de la mayoría de la población ejerceremos sin dudar nuestro derecho a la crítica. Nuestra determinación es defender la legalidad, la Constitución Política y combatir con firmeza todo intento de actuación contra la ley o fuera de ella.

 

Reafirmamos el llamado que hicimos hace algunos días, a la reconciliación de las distintas fuerzas políticas, reconciliación basada en el reconocimiento de la pluralidad política, la participación incluyente y el respeto a la legalidad. Es hora de hacer un lado el encono y las querellas políticas.

 

Llamamos a recuperar un clima político apacible; para que la política discurra por cauces de racionalidad; para que la acción de gobierno se dirija a satisfacer el interés general; para que gobernantes y legisladores, todos ellos, recobren el crédito perdido y los ciudadanos su confianza en ellos, es menester rescatar el valor fundamental de la concordia política.  La concordia política es un valor esencial del estado y de la democracia.

 

En la concepción aristotélica. Precisa de una actitud dispuesta y de un sentimiento compartido para generar relaciones armónicas de vecindad, compañerismo y colaboración.La concordia sugiere acuerdo, inclusión estrategia, y/o pacificación. Y digo sugiere, porque no necesariamente los entraña, sino que los propicia o, en su caso, los elige vías para un objetivo mayor. En última instancia, la concordia aspira a la unidad a través de la buena convivencia.

 

Nos pronunciamos por un respeto irrestricto al equilibrio y separación de poderes y buscar puntos de encuentro a pesar de las sanas y legítimas diferencias es nuestro objetivo.

 

Sabemos bien, que, en el parlamentarismo moderno a la fe, en las opiniones vertidas en la cámara y protegidas por la libertad de expresión y la unanimidad parlamentaria, se une en un segundo reclamo: la separación de poderes y equilibrio entre las distintas instancias de gobierno.

 

No es necesario extenderse demasiado sobre todo el significado general del concepto de equilibrio, pero si es necesario tenerlo ahora presente. De entre las ideas típicas que al respecto se repiten incesantemente en la historia de las concepciones políticas y el derecho político; destacan la del estado como maquinaria, el estado como organismo y quizá el concepto más importante en los tiempos modernos, la del ejecutivo como “como alma y capitán “ de la nave.

 

En la teoría del estado abundan los nombres que han definido una u otra postura. John Locke, Montesquieu, Rousseau, por señalar algunos, en general estas visiones nos hicieron ver por siglos, que el parlamento no era otra cosa que una contra posición a las otras funciones del estado depositadas en el Poder Ejecutivo y Poder Judicial. No obstante, visiones modernas nos marcan que el parlamento no debe ser solo un miembro del equilibrio, sino, precisamente por ser el poder legislativo, tiene que estar equilibrado en sí mismo. Es él en donde se instaura un sistema de negociaciones, es decir un equilibrio de puntos de vista y opiniones.

 

La existencia de una oposición pertenece a la esencia misma del Congreso. Hemos leído muchas veces cómo, para justificar la teoría de la separación de poderes, se recurría a una frase muy conocida de John Locke:

 

“Sería peligroso que la institución que promulga las leyes las ejecutara ella misma; supondría una tentación demasiado grande para la avidez del poder de los seres humanos; por ello, ni el príncipe como cabeza del poder ejecutivo, ni el parlamento, como órgano que promulga las leyes, deben reunir en sí todo el poder estatal”.

 

Así pues, desde una óptica moderna, la institución del parlamento debe ser entendida como un órgano estatal esencialmente legislativo. Solo este concepto da sentido a la idea de que la existencia de una Constitución es equivalente a una separación de poderes. Bajo esta consideración, la dictadura, como señala Carl Smith no es lo contrario a la democracia, sino que aquella consiste principalmente: “en la supresión de la separación de poderes, es decir, en la supresión de la Constitución, es decir en la supresión de la distinción entre poder legislativo y poder ejecutivo”. 

 

No debemos pues extrañarnos que hoy en nuestro Estado el poder no esté concentrado en un solo órgano de gobierno o en una sola persona; la división de poderes que sustenta nuestra carta Magna así lo prescribe. El tránsito del súbdito al ciudadano en nuestro Estado retrasó por muchos años la existencia de una real división de poderes. La pregunta es si hoy la representación política en el Congreso y en el gobierno del Estado, tendrán la madurez suficiente para afrontar las nuevas reglas que demanda el quehacer político basado en el consenso y la cooperación, o si bien, nuestra inmadurez política nos mantendrá en la parálisis y el bloqueo mutuo.

 

Consideramos que los gobiernos divididos deben ser vistos con normalidad y no con síntomas de alarma. La presencia de intereses divergentes en el Legislativo y el ejecutivo es una tarea que puede ser superada y afrontada de manera exitosa, a condición claro, de establecer garantías institucionales y de responsabilidad política en la definición del quehacer político y la agenda legislativa.

 

No tenemos duda del papel que el Legislativo habrá de tener en los nuevos tiempos, ya que, a diferencia del pasado, hoy estamos llamados a jugar un papel más activo y una función de real contrapeso ante el ejecutivo. Pero no nos alarmemos, no existe evidencia empírica de que bajo gobiernos divididos el desempeño legislativo se paralice.

 

El reto nuestro, en todo caso, será recibir las iniciativas del titular del Ejecutivo y con base en el análisis, y la discusión aprobarlas o no, o en su caso modificarlas. Esto exigirá de nosotros, liderazgo y claro está, de toda la habilidad y destreza política que nos permitan ser fieles al reclamo ciudadano.

 

SEÑORES DIPUTADOS, SEÑORAS DIPUTADAS

 

Por ningún motivo podemos olvidar que la esencia del parlamentarismo es la deliberación pública del argumento y contraargumento, el debate público y la discusión pública.

 

La discusión significa un intercambio de opiniones; está detenida por el objetivo de convencer al adversario, con argumentaciones racionales, de lo verdadero y lo correcto. Lo característico de nuestro trabajo parlamentario es que las leyes se generan a partir de la lucha de opiniones y no de intereses. Las convicciones comunes forman parte de la discusión como premisas de estas, la disposición a dejarse convencer, la independencia respecto a los partidos, la imparcialidad frente a los intereses egoístas.

 

Recurrir al insulto no dice nada a favor de un político profesional. Mucho menos hacerlo en el Congreso. Lo hemos dicho y lo volvemos a señalar: en la democracia no hay nada que dé más fuerza a los argumentos de uno que la convicción en unas ideas bien expresadas y defendidas. Recurrir al insulto queda para los intolerantes y dictadores. Las palabras mal empleadas dijeron alguien si son mal empleadas, son serpientes que se arrastran por los suelos, pero bien utilizadas, enaltecen el lenguaje convirtiéndose en águilas que se yerguen altivas en los cielos.

 

A primera hora de este día, inició el período de gobierno 2018-2024 gobernará por primera vez una mujer, Martha Erika Alonso Hidalgo, es nuestro deber y nuestra obligación estar a la altura de lo que Puebla hoy nos demanda, pongamos nuestro empeño, talento y capacidad para lograrlo.

 

 

MUCHAS GRACIAS